Nunca Más

No seremos simple eco de lo que quieren escuchar.
No todo lo que nos enseñaron era cierto.
Perdimos la pereza a pensar y el temor de pensar diferente.


jueves, 19 de abril de 2007

A la Ciudadanía (Noviembre de 2005)

A LA CLASE MEDIA:

Siempre que escribí algo he intentado expresar una opinión objetiva, respaldándome en hechos simples que todos entendamos, evitando utilizar datos estadísticos que yo valoro pero que muchos consideran aburridos.

Porque nada tengo para avergonzarme, he firmado siempre sin pseudónimos, incluso desoyendo consejos. Sin embargo, he intentado evitar el término "yo" en todas sus formas porque no deseaba que el contenido de mis ideas sea juzgado y criticado en base a una personalización de los argumentos, pues me sé parte de una sociedad alienada, sin personalidad pero soberbia, que antes de escuchar y valorar razones, irónicamente me pide certificaciones, mejor si son extranjeras, para mi inteligencia y en consecuencia, para mi verdad.

No obstante, he de dejar de lado algunas limitaciones y precauciones que me había impuesto para exponer una opinión más personal y agresiva en un momento en que esto se hace necesario, ante la tibieza en sus reacciones de la denominada clase media, cuya hora de actuar con decisión y desprendimiento patriota, considero, ha llegado.

Hasta hoy la “clase media”, lejos de participar en la construcción de una identidad nacional, muy práctica, ha definido esperar pasiva e indiferente que los hechos se den solos.
No sólo no propone sino que no escucha. Está más pendiente en hallar irrelevancias, errores de forma, ortográficos o de dicción para hacer mofa y descalificar al expositor, más aún si éste no es de tez blanca; antes que intentar entender el fondo de sus ideas.
Ha llegado, como parte de una sociedad mediocre y plagada de complejos, al absurdo de negar las verdades porque las dijo alguien que no es "su igual". Pero sí se sintió apropiadamente representada por aquél que con acento extranjero y pasando por encima de toda legalidad, destrozó el futuro de nuestro país. Aquél que nos hizo creer que nadie se fija en Bolivia si no nos regalamos. El que para bajar los índices de pobreza empezó a matar a los pobres. El que regaló nuestros ferrocarriles a Chile para ser desarticulados. El que compró el voto de los ancianos con un Bonosol insostenible. El que para comenzar una campaña hacía encuestas para saber lo que quiere la gente y así prometerlo. Etc., etc.

También fue muy "representativo" el desempeño de quien cruzó ríos de sangre para obtener el poder. Quien se plegó a la causa de la democracia para no permitirla en su partido. Quien se vinculó al narcotráfico en sus campañas, para después combatirlo. Quien intenta perpetuar a su casta en el poder. Quien no entiende que su nefasto legado sólo ha desacreditado y puesto en riesgo a la verdadera democracia, ésa que un día aspiramos alcanzar.

No nos olvidemos del General en su Laberinto, que dijo mucho pero no hizo nada. Que criticó la corrupción del MNR para después mal copiarla.

Recuerden también a su joven discípulo, intenso crítico de la capitalización de YPFB que, sin embargo, cuando le tocó no revisó ni un contrato y es más, suscribió algunos nuevos. El que junto al General prometió reeditar el Bonosol (más allá de que fuera insostenible) para, muy suelto de cuerpo en función de gobierno afirmar que sólo era una "promesa electoral". El que no toma posición o se va del país, para aparecer cuando le parece políticamente oportuno. El que imaginándonos estúpidos cambió de sigla para alejarse de un pasado que obviamente lo incomoda pero que no se borra.

Han surgido nuevas élites de los pueblos originarios (donde originario no significa más boliviano -gran parte de nuestra población "no originaria" es fruto del mestizaje- a estas alturas de la historia "todos somos igual de bolivianos"), fruto de un movimiento contestatario a ese proceso pentacentenario de colinización, postergación y discriminación, con una demanda por justas reivindicaciones, por las que sin embrago, en lo poco que nos toca 5 siglos después, sólo podemos y debemos pedir perdón.

Mas estas nuevas élites no han surgido con solo demandas para sus pueblos, sino con gran sentido patriótico están luchando por una causa grandiosa y nacional, aunque muchos no lo quieran ver así. Pues el racismo, el gran complejo del boliviano, no le está permitiendo valorar en su verdadera dimensión esta revolución, que en mi percepción es vanguardista en la gran transformación social mundial, inminente e irreprimible, hace mucho pronosticada y temida, fruto de las profundas desigualdades económicas que el ‘libre mercado’ ha propiciado.
Esta revolución, restringida por lo pronto a los límites de Bolivia, será en corto plazo evidente en Perú, ante el intento de saqueo de sus recursos naturales, para repetirse después en otras naciones.

La clase media boliviana, por su nivel de formación académica y porque no comparte los mismos intereses sectarios de las oligarquías, era la llamada a ser la más fervorosa defensora de la Patria, pero no. Cobardemente, sólo se conmueve cuando se le amenaza con que se le van a entrar a sus casas, cuando mansa y callada permitió la impunidad en la enajenación de los recursos naturales de su patria, apoyándola incluso con su voto irreflexivo.

Ha decidido mirar de palco, sin participación ni compromiso, el paso de la historia, optando por la indiferencia: "que el gobierno restablezca el imperio de la ley", "que se maten entre indios (soldados y pueblo)". Después ha optado por el inmediatismo y cuantifica los costos a corto término sin dimensionar los inmensos beneficios en el mediano y largo plazo, buscando culpables del desastre en actores recientes: "Ahora nadie quiere venira Bolivia, se van a ir los inversores. Ya no hay turismo" (siempre viviendo pa' los demás y del amo extranjero), "Los daños económicos ascienden a...", "han quedado sin empleo un número de..." ( y nadie cuantifica cuánto estamos por recuperar de las transnacionales, que actúan con contratos viciados de nulidad constitucional). Últimamente el temor mediático es el que la agobia: "Vamos a quedar fuera del anillo energético" (pocos analizaron el ardid chileno, Camisea de Perú no podría abastecer a uno solo de esos países, no hay gasoductos desde allí y los costos serían gigantes en tiempo y dinero, sin tomar en cuenta que el pueblo peruano tiene aún mucho que decir).

Toda revolución tiene sus costos y para bendición nuestra, no han sido tan altos, aunque con esto no intento decir que el asunto se ha acabado, pues no se ha logrado casi nada, las demandas todavía no han sido satisfechas.

Aún me niego a creer que la clase media boliviana esté conformada sólo por frustrados aspirantes a oligarcas. Muy conciente de que no será gratis, de que va a costar, pero también de que valdrá la pena, debe asumir un rol protagónico y patriota, salir de su negligente pragmatismo para participar con acciones e ideas en una reforma verdadera (por lo pronto constitucional) que refunde los principios de la democracia.

A LOS EXPERTOS:

Hace no mucho un economista, asesor de no sé dónde, me dijo que Bolivia no está en crisis porque su PIB tiene crecimiento mayor a cero. ¿Cómo se responde a tan grande necedad? Podía demostrarle que el crecimiento de la población es mayor al del crecimiento del PIB y podía mencionarle términos como equidad y desarrollo. Pero no era capacidad técnica lo que le faltaba, sino la sencillez o tal vez la sangre en la cara, para aceptar, por más verdad que fuera, lo que alguien que no era él, afirmaba.

Gonzalo Chávez, "analista económico" dijo después de los conflictos sociales, en un canal televisivo, que ahora el mundo nos ve como a un país bananero (adjetivo despectivo con elque se califica a los países que sólo producen materias primas). Es triste, pero ¿era antes acaso diferente?

Con esa actitud soberbia, propia del inmoral, gobernantes y expertos nos intentan convencer de que debemos retornar a la dizque "estabilidad" económica de antes, la denominada estabilidad de los indicadores; la que nos dice que aumenta la inversión extranjera pero no nos dice cuánto se lleva; la que nos dice que crece el producto internopero que no explica que beneficia a unos pocos; la que nos dice que se hanincrementado las exportaciones pero no indica que se basa en sólomaterias primas e hidrocarburos sin valor agregado; la que nos dice que la inflación estácontrolada pero no ilustra que es porque los sueldos reales decrecen; la quemantiene un déficit fiscal bajo (déficit al fin) pero no dice que es a costa demayor deuda externa.

¿Qué estabilidad? les pregunto:

Aquélla en que lo único estable es la tendencia a ampliar la brecha entre ricos y pobres? Aquélla que le negó empleo y oportunidad a compatriotas, trabajadores y profesionales, obligándolos a migrar masivamente a otros países para convertirse en ciudadanos de segunda o ilegales?
Aquélla que confunde desarrollo con privatización.
Aquélla que nos ha quitado toda dignidad como nación para convertirnos en un país limosnero?
Aquélla que nos perpetúa como la cola del mundo?
Al BID, FMI y BM este mensaje: a Bolivia ya no le interesa estabilizarse en la pobreza y el atraso.
A LOS PESIMISTAS:

Hoy en día quienes queremos migrar de este sistema económico y político somos clasificados como izquierdistas. No lo acepto, no me adscribo a ninguna tendencia, o si quieren lo hago a todas. Tomemos y adaptemos a la realidad nuestra, lo bueno de cada ideología, añadiéndole ideas, condiciones y aspiraciones muy propias para crear finalmente una "ideología bolivianista" (por nombrarla de alguna manera).

Despertemos, perdamos la flojera de pensar por y para nosotros mismos. Estábamos bien antes??? Veíamos un gran futuro para nuestras familias???

Yo personalmente, había comenzado a entender que nuestro país de borregos estaba destinado al desastre y desintegración, generados por una clase política sin principios, inmoral, irresponsable, apátrida, mezquina y angurrienta de poder. Sostenida por una sociedad cobarde, mediocre y conformista.

Estaba dispuesto a irme y aún tengo la oportunidad de hacerlo. Pero hoy día veo que hay una esperanza, generada por un sector social del que no esperaba nada, pero que resultó ser sabio, patriota y valiente, a pesar de los errores en sus maneras, resultantes de años de impotencia y desesperación.

Tal vez nos esperen tiempos más difíciles, pero con una verdadera soberanía sobre nuestros recursos naturales y territorio, con una renovada conciencia política, unidos en la riqueza de nuestra diversidad, esta tierra bendita podrá ser por fin una nación. Una nación en que cada uno se sienta tan boliviano como el otro. Una nación en que su diversidad cultural sea riqueza y no motivo de división. Una nación que no pida más limosna, mucho menos para sostener a la corrupción. Una nación donde nunca más pensemos que un dictador es solución. Una nación en que un indicador económico no sea más importante que la miseria y tragedia de un compatriota. Una nación donde no se copien ni implementen modelos económicos y políticos sin pasar por el filtro del sentido común. Una nación donde legalidad sea sinónimo de legitimidad y donde el concepto de libertad no sea contradictorio con el de igualdad. Una nación con "DIGNIDAD"...